13/01/2024
El actuar de un agente de la ley en situaciones de alto riesgo siempre está bajo el escrutinio público y legal. Uno de los escenarios más delicados y debatidos surge cuando un delincuente, tras un acto ilícito, parece haberse rendido. ¿Qué debe hacer un policía en ese preciso instante? La respuesta no es simple y se encuentra en la intersección de la ley, los protocolos de actuación y la ética, un dilema que ha sido puesto de manifiesto recientemente en un caso que ha capturado la atención nacional, generando un intenso debate sobre la legítima defensa y el posible uso excesivo de la fuerza.

El caso del suboficial Percy Chalco Moyna en San Juan de Lurigancho (SJL) se ha convertido en un punto de referencia para entender la complejidad de estas situaciones. El 22 de octubre, el agente, fuera de servicio, fue víctima de un intento de asalto. Su reacción, que culminó con la muerte de dos de los asaltantes y un tercer herido, ha desatado una controversia que hoy lo mantiene bajo prisión preventiva, aunque recientemente reducida de 9 a 6 meses. Mientras sus abogados defienden que actuó en legítima defensa ante una agresión inminente, la Fiscalía investiga un presunto delito de homicidio, planteando la posibilidad de que, en algún punto del enfrentamiento, la amenaza haya cesado y la fuerza empleada excediera lo permitido por la ley.
- El Marco de la Legítima Defensa: Un Equilibrio Delicado
- El Debate sobre el Uso Excesivo de la Fuerza y las Ejecuciones Extrajudiciales
- Protocolos Policiales ante una Rendición: ¿Qué se Espera?
- Implicaciones Legales y Sociales
- Preguntas Frecuentes (FAQ)
- ¿Qué significa que un delincuente está "rendido"?
- ¿Puede un policía usar su arma reglamentaria fuera de servicio?
- ¿Qué diferencia hay entre legítima defensa y ejecución extrajudicial?
- ¿Cómo se evalúa la proporcionalidad en el uso de la fuerza?
- ¿Qué consecuencias enfrenta un policía por uso excesivo de la fuerza?
- Principios del Uso de la Fuerza Policial vs. Situación de Delincuente Rendido
El Marco de la Legítima Defensa: Un Equilibrio Delicado
La legítima defensa es un principio fundamental en el derecho penal que exime de responsabilidad a quien causa un daño para repeler una agresión ilegítima, siempre que se cumplan ciertos requisitos. Para que se configure la legítima defensa, generalmente se exige:
- Una agresión ilegítima, real y actual.
- Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión.
- Falta de provocación suficiente por parte de quien se defiende.
En el caso de un policía, sea en servicio o fuera de él, la aplicación de este principio se vuelve aún más compleja. Aunque tienen la potestad de usar la fuerza para protegerse a sí mismos o a terceros, esta facultad no es ilimitada. La fuerza debe ser siempre gradual, necesaria y proporcional a la amenaza. Es aquí donde entra en juego la pregunta crucial: ¿qué ocurre si la agresión cesa o el delincuente se rinde? ¿Hasta qué punto puede un agente seguir actuando?
El Debate sobre el Uso Excesivo de la Fuerza y las Ejecuciones Extrajudiciales
La controversia en torno al caso de Chalco Moyna subraya una línea muy delgada entre la defensa necesaria y el uso excesivo de la fuerza. El abogado Stefano Miranda, experto en temas policiales, ha sido categórico al señalar que, si un delincuente está rendido, lo que el policía debe hacer es “alejar la amenaza”. Esta afirmación se basa en la prohibición explícita de las ejecuciones extrajudiciales en nuestro país, actos que, según la ley, constituyen un grave delito y una violación de los derechos humanos.
Una ejecución extrajudicial se define como el asesinato de una persona por parte de agentes estatales o personas que actúan bajo su instigación, consentimiento o aquiescencia, sin que medie un juicio previo o un proceso judicial que justifique tal acto. En el contexto policial, esto significa que, una vez que la amenaza ha sido neutralizada o el sospechoso se ha rendido, cualquier acto de fuerza adicional que cause la muerte o lesiones graves podría ser considerado una ejecución extrajudicial.
El desafío para un agente en una situación de vida o muerte radica en discernir el momento exacto en que la amenaza cesa. El estrés, la adrenalina y la velocidad de los acontecimientos pueden hacer que esta decisión sea extremadamente difícil de tomar en fracciones de segundo. Sin embargo, la ley exige que, una vez que el peligro inminente ha desaparecido, el uso de la fuerza letal debe cesar de inmediato.
Protocolos Policiales ante una Rendición: ¿Qué se Espera?
Aunque los detalles específicos de los protocolos pueden variar, la esencia de la actuación policial ante un delincuente rendido se basa en la seguridad, la contención y el respeto a los derechos. Estos son los pasos generales que se esperan:
- Voz de Alto y Órdenes Claras: El agente debe emitir órdenes verbales claras y concisas para que el sospechoso se rinda, se tire al suelo, muestre las manos, etc.
- Evaluación Continua de la Amenaza: El policía debe observar constantemente al sospechoso para asegurarse de que no representa una amenaza latente (por ejemplo, que no esté intentando alcanzar un arma oculta).
- Reducción y Aseguramiento: Una vez que el sospechoso ha acatado las órdenes y se ha rendido, el agente debe proceder a reducirlo y asegurarlo (generalmente, esposándolo) de la manera más segura posible y con el mínimo uso de fuerza necesario.
- Registro y Custodia: Se realiza un registro superficial para asegurar que no porta armas y luego es puesto bajo custodia para su traslado a la dependencia policial correspondiente.
- Preservación de la Escena: Si hubo un incidente violento previo, se debe asegurar la escena para la recolección de pruebas.
La proporcionalidad es clave en cada uno de estos pasos. Si un delincuente ha arrojado su arma y levantado las manos, el uso de la fuerza letal o de un nivel de fuerza que cause lesiones graves sería desproporcionado e injustificado.
El caso de Percy Chalco Moyna resalta las graves implicaciones legales para un policía acusado de uso excesivo de la fuerza. A pesar de haber actuado inicialmente en legítima defensa, la investigación se centra en si hubo un punto en el que su acción dejó de ser defensiva para convertirse en un acto punible. La reducción de su prisión preventiva a 6 meses no es una absolución, sino una medida cautelar que permite continuar con la investigación.
La sociedad se divide entre quienes apoyan incondicionalmente al agente, argumentando que la vida de un policía vale más que la de un delincuente, y quienes insisten en el respeto irrestricto a la ley y los derechos humanos, incluso para quienes han cometido crímenes. Este debate es fundamental para la salud de una democracia, ya que el poder coercitivo del Estado, ejercido a través de sus agentes, debe estar siempre sujeto a límites claros para evitar abusos.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
¿Qué significa que un delincuente está "rendido"?
Un delincuente se considera "rendido" cuando ha cesado toda acción agresiva o de resistencia, ha acatado las órdenes de la autoridad policial (por ejemplo, levantando las manos, tirándose al suelo, arrojando un arma) y ya no representa una amenaza inminente para el policía o terceros.
¿Puede un policía usar su arma reglamentaria fuera de servicio?
Sí, un policía puede usar su arma reglamentaria fuera de servicio si su vida o la de terceros está en peligro inminente y cumple con los criterios de la legítima defensa. Su condición de agente de la ley le otorga la potestad de actuar, pero siempre bajo los principios de necesidad y proporcionalidad.
¿Qué diferencia hay entre legítima defensa y ejecución extrajudicial?
La legítima defensa es una respuesta inmediata y necesaria para repeler una agresión ilegítima y actual. Una ejecución extrajudicial, por otro lado, es un acto de fuerza letal aplicado por agentes estatales contra una persona que ya no representa una amenaza, sin que medie un juicio o proceso legal que lo justifique. La clave está en el cese de la amenaza.
¿Cómo se evalúa la proporcionalidad en el uso de la fuerza?
La proporcionalidad se evalúa considerando si el nivel de fuerza empleado fue el mínimo necesario para neutralizar la amenaza, si estaba acorde con la gravedad del peligro y si no existían alternativas menos lesivas para lograr el mismo objetivo. Se considera el contexto, la capacidad del agresor y la situación en el momento de la acción.
¿Qué consecuencias enfrenta un policía por uso excesivo de la fuerza?
Un policía que es hallado culpable de uso excesivo de la fuerza puede enfrentar cargos penales (como homicidio, lesiones, abuso de autoridad), sanciones administrativas internas (suspensión, baja) y demandas civiles por daños y perjuicios. Las consecuencias pueden ser muy graves, afectando su carrera y libertad.
Principios del Uso de la Fuerza Policial vs. Situación de Delincuente Rendido
| Principio del Uso de la Fuerza | Aplicación en Situación de Delincuente Rendido |
|---|---|
| Legalidad: Toda acción debe estar amparada por la ley. | La fuerza solo se aplica si existe una base legal, cesando si la amenaza desaparece. |
| Necesidad: Usar la fuerza solo cuando sea estrictamente indispensable. | Si el delincuente se rinde, ya no es "necesario" usar fuerza letal. |
| Proporcionalidad: Nivel de fuerza acorde con la resistencia o agresión. | La fuerza debe disminuir a medida que el delincuente reduce su amenaza o se rinde. |
| Gradualidad: Aplicar la fuerza de menor a mayor intensidad, según la resistencia. | Se reduce la intensidad de la fuerza una vez que el delincuente acata las órdenes. |
| Humanidad: Respeto a la vida e integridad de las personas. | Garantizar la vida e integridad del delincuente una vez que está bajo control. |
En conclusión, el dilema de qué hacer cuando un delincuente se rinde es un reflejo de la compleja responsabilidad que recae sobre los hombros de nuestros agentes policiales. Si bien la sociedad exige seguridad y firmeza contra la delincuencia, también demanda el respeto irrestricto a los derechos humanos y a los principios del debido proceso. El caso de Percy Chalco Moyna nos recuerda la delgada línea que separa la acción heroica de la extralimitación, y la imperiosa necesidad de que la formación policial enfatice no solo la defensa propia, sino también la contención y el respeto a la vida una vez que la amenaza ha sido neutralizada.
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