08/10/2025
El 9 de enero de 2023, la ciudad de Juliaca, en la región de Puno, se convirtió en el epicentro de una de las jornadas más violentas de las protestas antigubernamentales que sacudieron Perú. En medio de un clima de extrema polarización y confrontación social, un trágico suceso conmocionó a la nación entera: el brutal asesinato del suboficial de la Policía Nacional del Perú, José Luis Soncco Quispe. Este lamentable evento, marcado por la ferocidad del ataque, lo llevaría a ser conocido popularmente como el "policía quemado", un símbolo del dolor y la violencia que envolvió al país en ese periodo. Recientemente, la justicia peruana ha dictado una sentencia ejemplar, buscando no solo castigar a los responsables, sino también cerrar un capítulo de profunda controversia y sufrimiento para la familia y la sociedad.

- Un Crimen que Conmocionó a la Nación: El Asesinato del Suboficial Soncco
- La Identidad de la Víctima: José Luis Soncco Quispe
- El Culpable: Erusbel Apaza Uturunco y su Condena Ejemplar
- La Dolorosa Despedida: Funeral y Olvido de una Tragedia
- Investigaciones Policiales en Juliaca: Más Allá del Caso Soncco
- Preguntas Frecuentes sobre el Caso del "Policía Quemado" y Otros Incidentes en Juliaca
Un Crimen que Conmocionó a la Nación: El Asesinato del Suboficial Soncco
La mañana del 9 de enero de 2023 se perfilaba como una jornada de alta tensión en Juliaca. Las calles se llenaron de miles de manifestantes que expresaban su descontento con el gobierno, lo que inevitablemente llevó a enfrentamientos directos y violentos con las fuerzas del orden. En este escenario caótico y peligroso, una patrulla policial que se encontraba realizando labores de seguridad fue objeto de un ataque salvaje y premeditado. Dentro de este vehículo, que se convirtió en una trampa mortal, se encontraban los suboficiales José Luis Soncco Quispe y Ronal Villasante Toque. La agresión fue devastadora: la patrulla fue incendiada con los agentes dentro, y ambos resultaron gravemente heridos. Trágicamente, el suboficial Soncco no pudo sobrevivir a la brutalidad del embate, perdiendo la vida en el acto.
Los reportes de la época y las investigaciones posteriores detallaron el horror de la escena: una patrulla completamente calcinada, convertida en un amasijo de metal retorcido, y en su interior, los restos del joven policía. Este hallazgo desató una ola de indignación y consternación a nivel nacional. Además del incendio, los agresores aprovecharon la situación para apoderarse de armamento policial, llevándose dos pistolas y un fusil automático, lo que no solo representó un robo, sino que también evidenció la audacia y la peligrosidad del ataque. El suboficial Villasante Toque, afortunadamente, logró escapar con vida del infierno, aunque con heridas de consideración. Fue trasladado de urgencia a una clínica, donde su testimonio, vital para esclarecer los hechos, se convertiría en una pieza clave para la investigación.
Es fundamental recordar que aquella jornada negra en Juliaca no solo cobró la vida del suboficial Soncco. El balance de ese día fue aún más trágico, con un saldo de 17 manifestantes muertos en enfrentamientos directos con las fuerzas del orden. Esta cifra, que incluyó tanto a civiles como a un agente policial, puso de manifiesto la crítica y dolorosa situación social y política que vivía el país, sumergiéndolo en un ciclo de violencia y luto que tardaría en cicatrizar.
La Identidad de la Víctima: José Luis Soncco Quispe
José Luis Soncco Quispe tenía apenas 29 años cuando su vida fue arrebatada de la manera más cruel. Originario de Yanaoca, en la región de Cusco, provenía de una familia humilde y era el mayor de siete hermanos, ostentando el orgulloso título de ser el único profesional en su núcleo familiar. Su partida dejó un vacío inmenso y un futuro prometedor que fue truncado de forma abrupta y violenta. La familia de José Luis, sumida en el dolor, se esforzó por limpiar su nombre y su memoria. En diálogo con medios de investigación, afirmaron categóricamente que José Luis nunca disparó su arma ni respondió a la agresión, una versión que fue corroborada de manera irrefutable por las pericias de absorción atómica, que certificaron que no realizó disparos, desmintiendo así algunas especulaciones iniciales que buscaban desvirtuar su rol en el incidente.
El informe de necropsia, difundido por Ojo Público, reveló la extrema brutalidad del ataque que sufrió el suboficial. La causa de su muerte fue un traumatismo craneoencefálico severo, provocado por un objeto contundente, lo que indica que falleció a causa de los golpes antes de que el fuego lo alcanzara. Posteriormente, su cuerpo fue incendiado dentro del vehículo en llamas. Este detalle es crucial, ya que desmiente de forma rotunda la narrativa inicial, difundida por algunos funcionarios públicos, de que fue quemado vivo. Soncco ya había fallecido antes de ser calcinado, aunque la imagen de la patrulla incendiada y sus restos dentro generara esa confusión.
Su pareja, Leidy Ricalde, quien lo acompañó desde 2018 y compartió sus sueños y aspiraciones, tuvo la desgarradora tarea de reconocer su cuerpo y acompañar todo el doloroso proceso hasta el entierro. Leidy compartió detalles íntimos sobre los últimos tiempos de José Luis, revelando que ya no se sentía completamente cómodo en la institución policial y albergaba un profundo deseo de buscar un camino diferente para su futuro. Soñaba con mudarse a Cusco para estudiar Derecho, una carrera que veía como una oportunidad para crecer profesionalmente y ofrecer un mejor futuro a su familia. Su muerte no solo significó la pérdida de una vida, sino también la de un sueño y una promesa.
El Culpable: Erusbel Apaza Uturunco y su Condena Ejemplar
Tras una exhaustiva y compleja investigación, las autoridades lograron identificar y finalmente capturar al principal responsable del asesinato del suboficial Soncco. Se trata del expolicía Erusbel Apaza Uturunco, de 27 años, conocido en algunos círculos por el alias de ‘Chato’. La implicación de un expolicía en un crimen de esta magnitud añadió una capa de ironía y tragedia al caso, especialmente al recordar que Apaza Uturunco ya había sido separado de la Policía Nacional por inconducta funcional, lo que sugiere un historial de problemas disciplinarios previos.
La captura de Apaza Uturunco se produjo en marzo de 2023, meses después del crimen. Durante el operativo de su detención, las autoridades incautaron una considerable suma de dinero en efectivo: 23.800 dólares. Además de este hallazgo, se encontraron pruebas contundentes que lo vinculaban directamente con el ataque, incluyendo una cacerina de fusil AKM con siete municiones, restos calcinados de una pistola y un teléfono móvil. Estos elementos fortalecieron de manera significativa las pruebas en su contra, consolidando la acusación. Días después de su captura, el Juzgado de Puno dictó 18 meses de prisión preventiva, asegurando que permaneciera bajo custodia mientras avanzaba el proceso judicial.
El Juzgado Penal Colegiado Supraprovincial Permanente de Juliaca (Puno), un tribunal colegiado conformado por los jueces Víctor Paredes Mestas, Richard Condori Chambi y Yessica Condori Chata, llevó a cabo el juicio y, tras evaluar todas las pruebas presentadas, coincidió unánimemente en la responsabilidad penal de Apaza Uturunco. La condena impuesta fue de 35 años de prisión efectiva por el delito de asesinato del suboficial José Luis Soncco Quispe, una pena que refleja la gravedad del crimen. Además de la pena privativa de libertad, los jueces ordenaron el pago de una reparación civil a los deudos de la víctima, un intento por mitigar, en lo posible, el profundo dolor y las consecuencias económicas causadas por esta irreparable pérdida. En el marco de las investigaciones, también se produjo la detención de la conviviente del expolicía, acusada de estar en flagrancia por delitos contra la seguridad pública, relacionados con la presunta tenencia de armas y lavado de activos, lo que sugiere una posible red más compleja detrás de los hechos que aún podría ser desentrañada.
La Dolorosa Despedida: Funeral y Olvido de una Tragedia
La muerte de José Luis Soncco no solo generó consternación, sino también una ola de reacciones en el ámbito político y social, a menudo teñidas de polarización. La presidenta Dina Boluarte y el exprimer ministro Alberto Otárola se refirieron a él como el “policía quemado”, una denominación que resonó en los medios de comunicación y en la opinión pública. Sin embargo, esta atención mediática no se tradujo en el mismo énfasis para los 18 civiles fallecidos en Juliaca ni para otras víctimas de la represión en otras regiones, lo que generó críticas y la percepción de un doble rasero en la atención a las víctimas. Durante meses, congresistas y funcionarios públicos, quizás por desconocimiento o por intención política, difundieron erróneamente la versión de que Soncco fue quemado vivo dentro de su patrullero, una afirmación que, como se mencionó, fue desmentida de forma categórica por la necropsia.
En las redes sociales, el caso se convirtió en un campo de batalla de narrativas, donde la desinformación y las teorías conspirativas proliferaron. Algunos usuarios cuestionaron la identidad del suboficial o insinuaron una manipulación del caso, mientras que otros responsabilizaban directamente a los manifestantes, evocando episodios de violencia del pasado para justificar una u otra postura. Esta polarización no hizo más que añadir dolor y confusión a la familia de José Luis, que ya lidiaba con la inmensa pérdida y el duelo.
El 13 de enero de 2023, José Luis Soncco fue enterrado en el cementerio de Yanaoca, su tierra natal, en una ceremonia cargada de emoción y simbolismo. Durante el entierro, los asistentes, en un acto que reflejaba una profunda desconfianza hacia las autoridades y una desesperación por la verdad, exigieron abrir el ataúd para confirmar la identidad del cuerpo, una solicitud a la que la familia accedió con dolor, tras encontrar el féretro atornillado. La ceremonia se desarrolló principalmente en quechua, la lengua materna de la comunidad, reflejando su identidad cultural y su forma de expresar el dolor colectivo. Los asistentes no dudaron en responsabilizar al gobierno, al Congreso y a los ministros por todas las muertes ocurridas en las protestas, incluida la del joven suboficial, evidenciando un profundo quiebre en la confianza ciudadana.
A pesar de que el gobierno le rindió homenajes póstumos y lo declaró mártir, el reportaje de investigación de Ojo Público reveló una triste realidad: ningún funcionario volvió a comunicarse con su familia después del sepelio. Este abandono posterior al fervor inicial dejó a la familia con un sabor amargo. Durante el sepelio, agentes uniformados descendieron el ataúd al sepulcro, y se escuchó un canto marcial, seguido de un huayno tradicional, la misma melodía que sonó en los funerales de los civiles fallecidos durante la represión. Un triste y conmovedor paralelismo que subrayó el dolor compartido en un país dividido, donde la búsqueda de justicia y verdad sigue siendo una herida abierta.
Investigaciones Policiales en Juliaca: Más Allá del Caso Soncco
La región de Puno, y en particular la ciudad de Juliaca, ha sido escenario de diversos incidentes que no solo han puesto a prueba la estabilidad social, sino también la integridad y el funcionamiento de las propias fuerzas del orden. Además del trágico y mediático caso del suboficial Soncco, la Policía Nacional del Perú en la región ha tenido que lidiar con otros desafíos internos que evidencian la complejidad de su labor y la necesidad constante de transparencia y rendición de cuentas. Un ejemplo reciente de estos desafíos es el hurto de un armamento clave, un incidente que, aunque no directamente relacionado con el asesinato de Soncco, resalta la necesidad de una constante supervisión y fortalecimiento de los protocolos internos.
El sábado 8 de junio de 2024, un nuevo incidente policial sacudió a Juliaca, generando preocupación dentro de la institución. Dos miembros de la Unidad de Emergencia (Uneme) de la PNP, el ST3 PNP Jesús Maycol Mamani Vargas y el S2 PNP Jeison Vilcapoma Vilcapoma, fueron detenidos por su presunta implicación en el hurto de un fusil AKM. Este arma, de uso reglamentario y asignada a labores de seguridad en la ciudad, desapareció misteriosamente de un patrullero (identificado con el código EPH-450) del cual los investigados estaban a cargo. La desaparición se notó durante el cambio de turno en el complejo policial de Santa Rosa, un lugar donde la seguridad debería ser máxima.
Según el acta policial inicial, el suboficial Vilcapoma había declarado haber dejado el fusil AKM, serie N° 650462, dentro del patrullero. Sin embargo, un informe posterior reveló una contradicción clave que levantó sospechas de inmediato: Vilcapoma había “afectado” (término policial para registrar la salida de un equipo) el armamento el día anterior, 7 de junio, a las 06:20 a.m. Lo preocupante es que, al registrar la entrada de armamento, solo internó una pistola SigSauer con sus respectivos cargadores y municiones, “omitiendo inexplicablemente el fusil AKM”. Esta inconsistencia generó una alarma inmediata dentro de las autoridades policiales y justificó las detenciones de ambos agentes para una investigación más profunda.
Ante la gravedad del hecho, la Policía Nacional del Perú, bajo la supervisión directa del coronel Ramos, jefe de la División Policial de Puno, ha puesto en marcha diversas diligencias. Estas incluyen la lectura de derechos de los imputados, el registro domiciliario y la incautación de equipos celulares, los cuales serán analizados en busca de pistas. Asimismo, se están verificando documentos oficiales relacionados con el armamento y los registros de ingreso y salida de vehículos en la zona, buscando reconstruir los hechos. El coronel Ramos lamentó públicamente que el armamento no haya sido ubicado aún, pero aseguró que se están redoblando todos los esfuerzos para encontrarlo, enfatizando con firmeza que “no se puede perder un armamento policial”, lo que subraya la importancia de este activo para la seguridad pública.
La investigación de este caso cuenta con la participación activa de la fiscal provincial de la Primera Fiscalía Penal Corporativa de San Román, Juliaca, Zindy Enríquez Leiva, quien ha dispuesto la continuación de todas las diligencias legales necesarias para esclarecer los hechos y determinar responsabilidades. Adicionalmente, dada la naturaleza del delito y la implicación de personal militar, el caso ha sido comunicado a la 17ª Fiscalía de Fuero Militar Policial de Puno, bajo la dirección del teniente coronel EP Wilver Loayza Torrico. Esta instancia asumirá competencia conforme a sus funciones y atribuciones, lo que subraya la seriedad con la que se aborda la pérdida de armamento y las posibles implicaciones disciplinarias y penales para los agentes involucrados, buscando garantizar la justicia y la integridad dentro de la institución.
Tabla Comparativa: Incidentes Policiales en Juliaca
| Aspecto | Caso Suboficial José Luis Soncco Quispe ("Policía Quemado") | Caso Hurto de Fusil AKM (Junio 2024) |
|---|---|---|
| Fecha del Incidente | 9 de enero de 2023 | 8 de junio de 2024 (desaparición entre 1:00 a.m. y 5:00 a.m.) |
| Naturaleza del Hecho | Asesinato y calcinación de un policía durante protestas antigubernamentales | Hurto/desaparición de un fusil AKM asignado a patrullaje policial |
| Víctimas/Implicados Principales | Suboficial José Luis Soncco (fallecido), Suboficial Ronal Villasante (herido), Erusbel Apaza Uturunco (condenado) | ST3 PNP Jesús Maycol Mamani Vargas, S2 PNP Jeison Vilcapoma Vilcapoma (detenidos) |
| Lugar del Suceso | Juliaca, Puno (en patrulla incendiada en la vía pública) | Complejo policial de Santa Rosa, Juliaca (dentro de un patrullero en las instalaciones policiales) |
| Armamento Involucrado | Dos pistolas y un fusil automático robados de la patrulla policial atacada | Un fusil AKM (serie N° 650462) desaparecido; se investiga si fue sustraído o extraviado |
| Estado Actual | Erusbel Apaza condenado a 35 años de prisión efectiva; caso judicial cerrado en primera instancia | Investigaciones en curso, armamento aún no recuperado; agentes detenidos y bajo investigación fiscal y militar policial |
Preguntas Frecuentes sobre el Caso del "Policía Quemado" y Otros Incidentes en Juliaca
- ¿Quién fue José Luis Soncco Quispe?
- Fue un suboficial de la Policía Nacional del Perú, de 29 años, originario de Yanaoca, Cusco. Fue brutalmente asesinado y calcinado dentro de una patrulla durante las protestas antigubernamentales en Juliaca el 9 de enero de 2023, convirtiéndose en un símbolo de la violencia de ese periodo.
- ¿Qué le ocurrió exactamente al suboficial Soncco?
- Sufrió un traumatismo craneoencefálico severo causado por un objeto contundente, lo que le provocó la muerte. Posteriormente, su cuerpo fue incendiado dentro de la patrulla policial que fue atacada e incendiada. Es crucial destacar que las pericias forenses determinaron que no fue quemado vivo, sino que falleció antes de la calcinación.
- ¿Quién fue condenado por el asesinato de José Luis Soncco?
- El expolicía Erusbel Apaza Uturunco, de 27 años, fue condenado a 35 años de prisión efectiva por su participación en el asesinato del suboficial. La investigación determinó que Apaza Uturunco formó parte del grupo responsable del ataque.
- ¿Qué sucedió con el suboficial Ronal Villasante Toque, quien estaba con Soncco?
- El suboficial Ronal Villasante Toque, quien acompañaba a Soncco en la patrulla, logró escapar con vida del ataque, aunque sufrió heridas graves. Su testimonio fue fundamental y permitió a las autoridades reconstruir parte de los hechos y avanzar en la investigación del caso.
- ¿Por qué se le conoció como "el policía quemado"?
- Esta denominación fue utilizada por altos funcionarios del gobierno, incluyendo a la presidenta Dina Boluarte y el exprimer ministro Alberto Otárola, para referirse a la trágica muerte del suboficial Soncco. El término se popularizó debido a que su cuerpo fue hallado calcinado dentro de la patrulla incendiada, a pesar de que la necropsia aclaró que falleció antes de ser calcinado.
- ¿Disparó el suboficial Soncco su arma durante el ataque?
- No. Tanto su familia, en sus declaraciones a los medios, como las pericias de absorción atómica realizadas en el marco de la investigación, confirmaron que José Luis Soncco no realizó disparos con su arma durante el ataque, desmintiendo así algunas versiones iniciales que circulaban.
- ¿Están relacionadas las investigaciones por el hurto del fusil AKM con el asesinato de Soncco?
- No, son dos incidentes completamente distintos. El hurto del fusil AKM ocurrió en junio de 2024 e involucra a otros agentes de la PNP en un contexto diferente, mientras que el asesinato del suboficial Soncco fue en enero de 2023 durante las protestas. Aunque ambos sucesos involucran a la policía y ocurrieron en Juliaca, son investigaciones y casos judiciales separados.
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